Una trabajadora solicita a su empresa no tener que trabajar los sábados y domingos, puesto que en ésta, dada su actividad, los fines de semana se consideran laborales. Solicitud que realiza teniendo en cuenta el estado de dependencia de su hijo, con una minusvalía del 75%, y la de su esposo, declarado en situación de incapacidad permanente absoluta. La trabajadora alega que la empresa tiene una plantilla amplia, lo que le permite distribuir al resto de trabajadores de forma que no se note su ausencia.

La empresa se niega, pues considera que no tiene obligación de conceder este ajuste de la jornada, pues ya en su momento, cuando la trabajadora lo solicitó, justificando la minusvalía del su hijo, se le concedió trabajar solo en el turno de mañana, para que por la tarde, cuando no tenia servicio de ayuda a domicilio, pudiera ocuparse de él, dado su nivel de dependencia.

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